miércoles, 20 de febrero de 2008

Villarruido, otra más de lo mismo


Este Villarruido se parece más cada día al salvaje Oeste, si es que no les ganamos, que confieso temérmelo muy seriamente. No voy a comentar aquí la cobarde paliza del grupito de niñatos a un joven en Metromar, a fin de cuentas algunos energúmenos perdieron el respeto a los demás con la permisiva ley del menor y el fracaso de la educación logsiana. No, es menos grave pero da muestra del cuidado con que nuestras autoridades salvaguardan nuestro descanso y nuestros bienes.
Me explico: En la tarde del día 19, la alarma situada en una oficina de la Diputación saltaba de forma intermitente, diría que programada, aproximadamente unos 35 minutos pasada cada hora. La citada oficina está enclavada junto a una calle frecuentemente visitada por nuestros agentes para multar a los vehículos que aparcan en ella. ¡Casualidad! Toda la tarde, noche, madrugada, hasta que la limpiadora o trabajadores de la oficina llegaron, sobre las 8 de la mañana al local, la alarma estuvo sonando sin que nadie pusiera remedio. ¿La policía local no se enteró? ¿No tenía acceso al local ni sabía quién era el responsable de una oficina pública? ¿Y si se trataba de un robo o un acto vandálico? No puedo decir si en algún momento alguna patrulla se acercó para observar, la cuestión es que si lo hizo se marchó sin tomar medidas ni importarles demasiado el descanso de los que les pagamos con nuestros impuestos y, si es que no tenían medios, peor aún para quien sea responsable de nuestra seguridad. Lamentable que unas noches no podamos dormir por los niñatos y otras por las alarmas. Lamentable ciudad, lamentable espectáculo el que estamos dando y ruido el que estamos soportando.